Como no puedo enviar fotos desde mi pequeño computador, les envío imágenes verbales de esta ciudad majestuosa, cargada de contradicciones tras la caída del socialismo hace apenas un par de décadas.
Un pasaje en bus cuesta $300, en el mismo en el que (la llamaré Ivanova) Ivanova, la cobradora de pasajes -que son unos boletitos grises como de micros antiguas- le fue preguntando a cada pasajero la dirección de mi hotel: 17, Bolshaya Konyushennaya. Se armó un lío en buena onda que me hizo ruborizar, pues algunos se pararon, discutieron entre ellos (súper solidarios), buscaron a una muchacha que hablaba inglés y luego a otra ya otra y así hasta que me bajé en la dirección correcta.
Anoche vi un caballo blanco ensillado sobre uno de los puentes del río Neva que me hizo recordar una imagen de un film de Einseistein.
Otro tipo tenía una serpiente amarrada al cuello, mientras una viejecita de pañoleta al cuello pedía limosna, algo que nunca tuvo que hacer en el socialismo.
Vi desde el puente la cuarentena de Palacios del mperio zarista, incluido uno entero de mármol, recorrí las dependencias de la fortaleza de Pedro y Pablo instalada en una isla, hablé con varias personas, jóvenes en su mayoría y me parecen extremadamente amables, especialmente Valentina una estudiante de Historia Medieval que además danza y hace excursiones para los turistas.
San Petersburgo es una ciudad-museo. Sólo en L'Hermitage se calcula que hay 3 millones de obras de arte, con lo cual se convierte en e mayor museo de arte del mundo.
Las mansiones de la Perspectiva Nevsky (una de las principales avenidas) están invadidas por las grandes tiendas: Zara, Benetton, Armani, Rolex...y abundan los Mac Donalds, Kentuky, SevenUp y otras porquerías de comida chatarra.
El mundo cultural es inagotable: conciertos, ópera, exposiciones, presentaciones artísticas de alto nivel. A veces, he escuchado interpretaciones de piano cuyo sonido se escapa por los altos ventanales de una Academia de Música, imagino entonces ess grandes salones cubiertos de espejos para que practiquen las bailarinas.
Lo tosco se cruza con lo pomposo en esta ciudad de contradicciones. Todo es bello, pero no es extraño ver cruzando frente al majestuoso Hermitage un tractor de la época socialista.
En cuanto al clima, ¡ufff!, es extrañísimo, anoche tuvimos una tormenta de truenos, rayos, relámpagos y centellas...sí, centellas, chspas gigantescas sin trazo visible y luego un ruido atronador que activaba las alarmas de los autos, era tan ensordecedor que parecía que estaban batiendo el fondo del infierno. Pero luego hace calor. Ayer vi bañistas que tomaban sol y se bañaban a orillas del Neva.
En cuanto a las mujeres...no tengo palabras para describirlas pues su belleza no es de este mundo.
En fin, espero enviar pronto imágenes de esta ciudad mágica.
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