Me dijeron que era grande, pero resultó enorme. Tampoco imaginé que El Vasa estuviese bajo techo y no surcando las aguas con sus más de mil metros cuadrados de velas desplegadas al viento.
Fue construido por orden del rey Gustavo II de Suecia, del linaje de los Vasa, entre 1626 y 1628. Para armarlo fue necesario talar 1.000 robles macizos, pues este navío de guerra tendría que desplazar más de 1.300 toneladas, lo cual constituía una proeza naval en aquella época.
A comienzos de 1620, Suecia se encontraba en guerra con Polonia en lo que hoy se conoce como la Guerra de Treinta Años.
Inicialmente se trató de un conflicto religioso entre estados partidarios de la Reforma (Suecia) y la Contrarreforma (Polonia), pero luego derivó en la búsqueda de un equilibrio político, la hegemonía en el escenario europeo y, por cierto, mantener una potencia militar poderosa.
La devastación provocada por la guerra fue brutal. Sólo los ejércitos suecos destruyeron 2.000 castillos, 18.000 villas y 1.500 pueblos en Alemania, cuya población masculina se vio reducida a la mitad.
¿Y tanto fierrazo para qué? Pues para configurar de modo aproximado lo que hoy conocemos como países europeos "unidos" (algunos) por el euro y una banderita azul.
Así pues, el rey Gustavo II Adolfo, tras saquear y arrebatar todas las riquezas de las iglesias católicas para enriquecer su Estado, que fue apoyado por los luteranos, ordenó construir 4 naves: dos menores y dos grandes, entre ellas, El Vasa.
Se calcula la dotación del barco en 130 marineros y 300 soldados. Estaba armado con 64 cañones. La ambición del rey era construir la mayor nave de su época para lo cual ordenó el diseño de dos corridas de cañones, aunque eso significara elevar el centro de gravedad por sobre la manga (yo calculo que la altura del barco es de unos seis pisos modernos).
Es preciso agregar que en la decoración del barco se habían incluido unas 700 esculturas que representaban leones, rostros humanos, ángeles, sirenas, criaturas marinas, héroes bíblicos, emperadores romanos, deidades griegas, soles, estrellas...Cada tronera (la tapa que se levanta para que aparezca la boca del cañón) tenía esculpido un león rugiente.
Pues bien, El Vasa zarpó el 10 de agosto de 1628 desde el puerto de Estocolmo, disparó los dos cañonazos de rigor ante la multitud expectante...y se hundió.
Su viaje triunfal sólo duró unos pocos minutos. Una cachetada de viento proveniente del Báltico lo ladeó, la carga, que no estaba bien amarrada, se deslizó hacia un costado, y los pesados cañones rodaron escorando el barco; el agua comenzó a entrar a raudales por las troneras y a los pocos minutos, se hundió el palo mayor con la bandera del reino de Suecia.
El Vasa permaneció 333 años al fondo de un mar que es más bien dulce, lo cual permitió su conservación. Sólo los peces de grandes ojos asombrados, recorrieron durante siglos sus costillas rotas, hasta que en abril de 1961 fue rescatado desde el fondo del océano.
Hoy exhibe sus músculos de roble en un edificio especialmente construido para él. Es posible apreciar sus cañones, que no dispararon un solo tiro, por unas 110 coronas suecas, digamos unas 7 lukitas chilenas.
Creo que viajar es abrir las páginas de los países para conocer su historia.
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