domingo, 3 de noviembre de 2019

Que el fragor no decaiga


Que el fragor no decaiga
(3 de noviembre de 2019)



El último balance del Instituto de Derechos Humanos (1-11-2019) indica que hay 1.547 heridos en hospitales por distinto tipo de armas de fuego: bala, perdigones, balines; que hay 157 personas con heridas oculares, muchas de las cuales van a perder la visión de un ojo; que hay 4.316 personas detenidas; que se han presentado 179 acciones judiciales, además de querellas por homicidio, violencia sexual, torturas, y presentado una decena de recursos de amparo. Es más, el director del INDH denunció que “Siete funcionarios (de su institución) han sido heridos, han sido ahorcados, se les ha golpeado”. Por su parte el Presidente de la Cruz Roja Chilena señaló que la cantidad de heridos seguramente sobrepasa los 2.500.
Este horroroso recuento obtenido en hospitales, cárceles y recintos policiales, pese a que en algunos casos se les ha negado la  información o les han cerrado las puertas, da cuenta de cómo el poder político y económico está dispuesto a cualquier acto brutal contra la población con tal de seguir manteniendo el sistema que les ha permitido acumular riquezas por más de 30 años.
La idea en Palacio es apostar por el desgaste de los manifestantes, manipular los medios, negar informaciones, falsear datos, centrar las vocerías en el repudio a los vándalos (ellos son los enemigos de la paz social) y en insistir de forma majadera en una “Agenda social” y en “diálogos” que sólo les sirven para ganar tiempo, promesas de seguir conversando para seguir conversando para…
            En efecto, la visita a La Moneda de los jefes de partidos políticos (excepción hecha del Partido Comunista que al parecer decidió “quemar las naves” y regresar a las calles para retomar el histórico legado de L. E. Recabarren y no hacerse moñitos con la idea de volver a pertenecer a un gobierno neoliberal) les dejó un sabor amargo, y como dijo el actor Goic, la cita fue patética: acudieron para que les dijeran lo que ya sabían: un humillante ofrecimiento de mendrugos.
            Y es que la clase política está inquieta, se saben desprestigiados (cuentan con apenas el 19% de legitimidad. Encuesta Cadem, octubre 2019). No tienen nada que ofrecer y seguramente a más de alguno le tirita el bolsillo ante la posibilidad de perder su peguita (Los 43 senadores chilenos reciben aproximadamente 33 millones de pesos mensuales y los 155 diputados, alrededor de 21 millones de pesos cada mes, montos obtenidos al sumar la dieta parlamentaria y las asignaciones).
            Mientras, la ciudadanía, a la par de tocar cacerolas y marchar por las calles, se ha organizado de manera espontánea en Cabildos para discutir, para proponer, para ver por dónde, pero por sobre todo para reencontrarse, ahora despiertos, sin miedo y con ganas de diseñar un país propio. La Mesa de Unidad Nacional sostiene “En este momento histórico es fundamental que sea la población quien resuelva cómo avanzar en mayor justicia y recuperación de derechos sociales”.
            Esta semana que se inicia es clave para correr el cerco. El señor Presidente ha demostrado su incapacidad para gobernar, para dar una respuesta política satisfactoria al descontento social. No gobierna, no tiene legitimidad (apenas el 14%. Encuesta Cadem), no controla, su desaprobación va en aumento. Se ahoga, no dimensiona la magnitud del terremoto político que le echó abajo la estantería. Su pretendida figura de líder internacional fue arrasada por el reventón histórico. De esa ridícula pretensión solo queda un montoncito de cenizas. Hoy interpreta una comedia sin vida ante un público que poco a poco va abandonando el teatro. Vaya preparando las maletas, porque así como hoy cientos de ciclistas fueron a protestar ante su casa y ayer fueron los pueblos ancestrales, las Mujeres de Luto y quizás cuánto alienígena camuflado los que marcharon pidiendo su renuncia, vaya usted a saber qué otras manifestaciones de estudiantes, artistas, funcionarios de ANEF, profesionales de la salud, de la CUT, de los pensionados, de los que no quieren más TAG aumentarán el ruido social que continuará avanzando como un tsunami imparable.
Esta semana es clave. El fragor debe continuar.

Carlos F. Reyes
Profesor jubilado


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