jueves, 12 de julio de 2012

Amor a toda prueba


         Como seguía enamorado de mi mujer, le arranqué un ojo. Lo limpié y lo guardé en un frasco azul con agua destilada. Parece un pez globo que sube y baja en ese pequeño océano de cristal. Me mira y busca el resto de su cuerpo. Cuando se produce un temblor, se estremece y da botecitos asustado. No es para menos, en el último terremoto le cayó una viga que le partió la cabeza. Entonces se lo saqué. Yo la amaba con toda mi alma y el ojo me había costado re caro en el Persa.
Carlos F. Reyes 

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